 Como en aquellas mágicas remontadas de la Copa de la UEFA, el Madrid dibujó una gesta solo alcanzable por un equipo de su legendaria historia: «Somos el Madrid», «somos el Madrid», repetía una y otra vez la grada tras el tercer tanto de Benzema , que desató un terremoto en el Bernabéu. Allí fue el lugar de encuentro de la quedada organizada por el madridismo para recibir al autobús del Madrid , y allí llegó a las 19.36, con 10.000 aficionados esperando, muchos de ellos ubicados en la calle Concha Espina, desde donde accedió el transporte del equipo blanco.
 Como en aquellas mágicas remontadas de la Copa de la UEFA, el Madrid dibujó una gesta solo alcanzable por un equipo de su legendaria historia: «Somos el Madrid», «somos el Madrid», repetía una y otra vez la grada tras el tercer tanto de Benzema , que desató un terremoto en el Bernabéu. Allí fue el lugar de encuentro de la quedada organizada por el madridismo para recibir al autobús del Madrid , y allí llegó a las 19.36, con 10.000 aficionados esperando, muchos de ellos ubicados en la calle Concha Espina, desde donde accedió el transporte del equipo blanco.






