El fenómeno Messi era ya imparable y por eso el Barcelona le renovó hasta 2016, con una cláusula que era de 250 millones, cien más que el anterior contrato. Además con un valor añadido que los propios compradores confiesan. No tuvo buena sintonía con el Tata Martino, que ocupaba el banquillo culé, y las lesiones se cebaron con el jugador desde el mes de abril.