El dinero recaudado fue donado a clubes de fútbol humildes, al Hogar y Casa de Acogida Hermanas del Buen Samaritano de Molina, en la Región del Maule, una de las más afectadas por el sismo, y a un comerciante de la localidad de Iloca, al sur de Chile. Hay una versión de la historia, que dice que los jugadores adquirieron las bandas de una comparsa del carnaval de Buenos Aires.