Hasta hace unas semanas las familias de uno y otro lado se reunían los domigos a ambos lado de la frontera, cual presos de cárcel, camiseta japon para compartir charlas y comida que podían pasarse a través de un pequeño hueco de la valla. El Calafate es un pequeño pueblo coqueto con un arquitectura que me recordaba al Pirineo aragonés muy cercano a mi tierra natal y que sirve como centro neurálgico para visitar el glaciar Perito Moreno o poder vivir de primera mano la vida rural en algunas de las estancias que lo circundan.